¿Cómo vivir
sin música?, es una pregunta que me cuestiono a diario.
El texto “El
niño, sujeto de la educación musical. Desarrollo evolutivo en relación con la
educación musical”, me ha respondido esta pregunta. Es que desde muy temprano,
la atracción del ser humano por el sonido y la música es muy grande. Sin darnos
cuenta, siempre han estado presente en nuestro diario vivir, y es que es
inevitable no tenerlos presentes.
La música es
un estímulo que desarrolla capacidades en los niños no solo de pensamiento,
sino también con el entorno en que se desenvuelven. Es así como logran un
desarrollo intelectual, de personalidad, psicomotor y psicosocial.
Concuerdo con
lo que en el texto se dice acerca de este desarrollo alcanzado en los niños, ya
que es totalmente identificable y uno mismo lo experimenta. Es así, como se
puede a llegar también a alcanzar la percepción del espacio en el que nos
desarrollamos.
Estamos en una
constante construcción y encuentro con nuestro cuerpo, lo cual se hace muy
interesantes para la educación musical. Y a medida que el niño crece, se hace
más interesante aún. Esto se debe a los constante cambios que sufre el niño en
las distintas etapas de desarrollo. Alcanzar la capacidad de percibir y
expresarse, no solo es un trabajo de la música, sino también una tarea del
profesor, en la cual deberá saber rescatar las actitudes que muchos de sus
alumnos pueden poseer y a la vez, rescatar aquellos que no la poseen para
motivarlos e intentar un buen desarrollo de ellos.
Finalmente,
quiero concluir diciendo que a medida que pasa el tiempo, es verdad, nos
colocamos más viejos y sedentarios, sin embargo, no debemos olvidar escuchar
música. La música nos rejuvenece y nos entrega herramientas que muchas veces no
sabemos de donde sacar. Para el buen desarrollo a nivel mental y físico es
necesaria, y la ayuda de ella es grande.
Daniela Vidal
Carcamo
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